Enfocar la mente

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Comunicación recibida el 19/04/2020 (extracto textual de la sesión completa)

 

Cuando tenemos claridad en nuestros objetivos de la vida, cada oportunidad que nos surge la atendemos rápidamente. Nuestra atención está enfocada, y cualquier salida de ese camino queda indicada porque observamos una sensación de aviso claro que nos lo indica.

 

Enfocar nuestra atención implica definir lo que queremos, tener claros cuáles son nuestros objetivos en la vida. El aprendizaje espiritual es, sin duda, el proceso más importante, porque es, precisamente, para lo que venimos aquí. Evidentemente, es necesario trabajar en la vida, obtener los recursos necesarios para sustentarnos, buscar la comodidad que nos permita crear las condiciones necesarias para un óptimo progreso y, a través de él, conseguimos la felicidad, que está instaurada en lo más íntimo de nuestro ser, para guiarnos en el camino que debemos seguir.

 

El camino correcto siempre implica los niveles de felicidad más sublimes, por eso el progreso no es sacrificio, el progreso es aprendizaje, y el dolor solo aparece cuando nuestra contumacia no nos permite ver cómo avanzar correctamente. Es entonces cuando nos encontramos con pruebas en la vida que nos producen dolor, pero desde el mismo momento en el que somos conscientes de ello, tenemos la oportunidad de transmutar el dolor por agradecimiento, y donde veíamos dificultades se transforman en oportunidades de progreso. Así son esas pruebas que recibimos y que las valoramos de un modo u otro de acuerdo a nuestra voluntad.

 

Por todo ello, conseguir mantener la atención en los objetivos de progreso que deseamos nos permite enfocar la mente, nos permite encontrar oportunidades en cada situación que se nos plantea en la vida, y dirigir nuestra atención a avanzar en lo que realmente deseamos, permitiéndonos progresar muy rápidamente. La mente enfocada es la luz, que permite iluminar nuestro camino.

 

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