El compromiso de pareja, el desenamoramiento y el engaño

Comunicación realizada el 12/03/2020 (adaptación para comunicado público)

Contenidos:
-         Las responsabilidades en los vínculos.
-         Volver a contactar. La sincronicidad.
-         Las responsabilidades de romper un matrimonio.
-         La libertad es dicha infinita.
-         Resolver los compromisos.
-         Cuando se está en el camino del amor.
-         Solamente a través del ofrecimiento se puede mostrar nuestra grandiosidad.
-         Las formas de expresión del amor.
-         Dios solo aprueba el amor.
-         Sed amor, sentid amor, expresad amor.

Cuando las personas establecen un vínculo tienen unas responsabilidades. Dos amigos, dos amigas, establecen un vínculo que puede durar muchas vidas. Y esos vínculos tienen un compromiso mutuo, que está basado en la afinidad de pensamientos y de sentimientos. Pero las personas cambian y pueden distanciarse. Los amigos de la infancia desaparecen y surgen otros de la juventud. Estos desaparecen, y surgen otros en la vida adulta. Y cuando volvemos a contactar con aquellos amigos anteriores, en nuestro rostro puede dibujarse una sonrisa, pero en nuestro corazón hacemos esfuerzos por volver a establecer el mismo contacto que hubo entonces. Y si hemos cambiado de un modo sincronizado y armonioso, ese vínculo se volverá a establecer. Pero si nuestros caminos han ido por senderos diferentes, si nuestras evoluciones han sido diametralmente opuestas, nuestros pensamientos y nuestros sentimientos no establecen esa sincronicidad, y como consecuencia de ello tenemos ese sabor amargo que nos está diciendo por dentro “esta no es la persona con la que tan bien estaba hace muchos años”. Y nos despedimos amablemente, con la esperanza de no volver a contactar… o todo lo contrario, dependiendo de esa afinidad que se haya podido reestablecer.

En las parejas, en los matrimonios, ocurre exactamente lo mismo y no hay ninguna diferencia. Dos personas pueden compartir sus vidas en una misma casa, en un mismo lecho, tener hijos o no tenerlos, tener ideas, tener actividades. Todo eso forma parte de la vida. Y desarrollamos con eso unas responsabilidades. Romper un matrimonio exige resolver las responsabilidades. Engañar a un amigo es lo mismo que engañar a una pareja, es traicionar la confianza mutua.

En el momento en que las personas evolucionan entienden que la libertad es una dicha infinita, y en ese momento se comprende que podemos respetar las opiniones de los demás, sus gustos y compromisos, y ser coherentes con ese contrato que tenemos establecido a nivel espiritual y emocional con las personas.

Y cuando las personas evolucionan y cambian, y la afinidad desaparece, tienen que entender los compromisos que habían establecido a lo largo del tiempo. Y las actividades juntos, las posesiones juntos, los hijos juntos, tienen que ser resueltos. Son problemas que tienen que ser resueltos. Son circunstancias que deben resolverse, y cuando se está en el camino del amor siempre se da. En el camino del amor no puede haber egoísmo. Siempre se da. En el camino del amor no puede haber miedo. Siempre se da. Pero no se puede establecer confianza con una persona que nos haya traicionado, de acuerdo a nuestros principios que tenemos actualmente.

Habéis sido inducidos para leer el fragmento de “amad a vuestros enemigos”[1] y tenéis ahí la oportunidad de meditar sobre la importancia que tiene el dar, el respetar, el ser uno en el camino con una persona que ya no nos ama. Porque solamente a través del ofrecimiento se puede mostrar nuestra grandiosidad. Porque si esperamos que los demás den el primer paso ¿qué somos? Somos miedosos, egoístas, pero jamás podremos decir que estamos en el camino del Padre Eterno. Por eso, toda relación de matrimonio es una relación de amistad, y tiene el mismo valor sagrado que tiene la amistad con cualquiera. Las formas de expresión del amor son infinitas, y los acuerdos que se establecen están relacionados con la cultura en la que vivís. Pero eso no tiene nada que ver con que Dios lo apruebe. Dios solo aprueba el amor, en todas sus manifestaciones. Y eso vive en la mente y en el corazón de cada persona. Sed amor, sentid amor, expresad amor en todos nuestros actos. Y de ese modo estaríais cumpliendo los designios del Padre Eterno.

[1] El Evangelio según el Espiritismo, Capítulo XII, pág. 197 y ss.

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