El concepto de Dios

Comunicación realizada el 19/03/2020 (adaptación para comunicado público)

Contenidos:
-         Evolución de la dureza de los corazones de los seres humanos.
-         Evolución de las sociedades.
-         Comprensión progresiva de Dios.
-         La fe que se desarrolló hace miles de años.
-         La época de libertad de pensamiento y acceso a la información.
-         Desarrollo individual del concepto de Dios, del alma y de la vida.
-         La práctica, la intención, los errores y la confianza.

La dureza de los corazones de los seres humanos va evolucionando a lo largo de la historia, y las sociedades son consecuencia de la mente colectiva que forman todos los deseos y anhelos del conjunto de los miembros de dichas sociedades. Eso crea unas energías que permiten entender a Dios de acuerdo a un modelo que va evolucionando. En los primeros tiempos del ser evolutivo, la concepción de Dios está siempre basada en los fenómenos atmosféricos que le daban miedo, porque estaba en un proceso de supervivencia, y el miedo lo necesitaba para poder sobrevivir. Era su gran arma, su gran herramienta, que le permitía continuar su corta vida en el plano físico, para ir adquiriendo las experiencias evolutivas que os han llevado hasta el momento presente en este planeta. Podréis entender que, en la Edad Media, el concepto de Dios es imposible que fuese el mismo que el actual, porque la dureza de los corazones de los seres humanos de entonces no podían entender la bondad absoluta y eterna de Dios, y por la sangre y por el fuego imponían la fe que consideraban que era la verdadera. Y luchaban, y mataban, y morían por la fe, la fe creada por ellos mismos para aquellos tiempos.

Si pretendéis seguir una fe que se desarrolló hace miles de años podréis avanzar en la medida de lo que pudieron avanzar los seres humanos de aquella época. En el momento en que entendáis que estáis en una época en la que tenéis libertad absoluta de pensamiento y capacidad absoluta de acceso a la información podréis desarrollar de forma individual vuestros conceptos de Dios, del alma y de la vida, y trasladarlos a los hechos consumados de vuestra existencia. Porque lo que no pongáis en práctica jamás servirá para nada.

La intención es esencial, pero la intención implica actos, y aunque esos actos supongan errores, si vuestra intención es la correcta, los errores no son importantes, porque es posible que la voluntad de Dios haya querido que se produzcan errores para que aprendáis vosotros, para que desarrolléis la humildad, para que puedan aprender otros hermanos.

Tened confianza. Que se haga la voluntad del Padre Eterno. Y una vez que esté eso asentado y viviendo en vuestro corazón, todos los resultados deben ser acatados con la fe de que Dios cumple su palabra eterna.

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