Las etapas del poder en la evolución del ser humano

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Comentarios personales del transcriptor del 25/05/2022

 

Hay cinco etapas en la evolución del ser humano, de acuerdo a cómo nos relacionamos con los demás en cuestión de poder. Este factor varía entre el sujeto y las diferentes personas con las que se relaciona, ya que cada una le afecta de modo diferente y también varía a lo largo del tiempo y de las circunstancias. Esta diferenciación va haciéndose cada vez más limitada hasta que desaparece en la fase de amor sabio, que veremos a continuación.

 

Esta clasificación solo tiene la finalidad de exponer un modo de comprender el poder en el ámbito de las relaciones, por lo que no se debe entender como un proceso que necesariamente se tenga que manifestar en todas las facetas del ser evolutivo, sino como un modo de ayudarnos a comprendernos mejor a nosotros mismos y de desarrollar la amorosa compasión hacia los demás:

-         La primera fase es la de la vanidad, donde entregamos el poder a los demás y nos sentimos en una dependencia de sus opiniones. Hacemos lo posible porque se nos admire. En esta fase nos sentimos, en el ámbito del poder, por debajo de los demás.

-         La fase del orgullo. Aquí vemos a los demás como iguales y se produce una lucha interna entre nuestras opiniones y las de los demás. Seguimos sintiendo la necesidad de ser admirados, pero ahora ya no existe total dependencia de las opiniones externas. Nos afectan, pero tenemos capacidad de contrastarlas con las nuestras, buscando el equilibrio entre ambas.

-         La fase de la soberbia. En esta etapa se valoran a los demás como inferiores, no se les tiene en cuenta ni como hermanos ni en cuanto a sus opiniones. Por tanto, los demás solo afectan en la medida en que se siente la necesidad de enfrentarse a ellos para mantener el estado de superioridad. Cuando una persona soberbia se encuentra con otra de tipo similar, se produce de inmediato un enfrentamiento, ya sea no verbal, dialéctico o físico, siempre emocional, en el que uno de ellos vence y el otro mantiene el rencor en su interior, buscando el momento de la revancha.

-         La fase de amor ignorante. En el momento en que se pone en funcionamiento la energía creativa del amor, la paz comienza a aparecer en las personas. Sin embargo, mientras se mantiene en la ignorancia, no es capaz de resolver los problemas por lo que, a pesar de las buenas intenciones, los resultados prácticos serán muy limitados. En esta fase se comprenden los sentimientos y necesidades propios y de los demás, pero no se tiene sabiduría para poder participar de un modo eficiente en armonizarlos de un modo positivo, por lo que se sufre enormemente. Este sufrimiento va aumentando según se van cometiendo errores sucesivos, que tienden a ser cada vez mayores, tanto por acumulación como por gravedad, hasta que se alcanza el punto de saturación, se toca fondo, se reconoce incapaz de aguantar más la situación. Es en ese momento en el que comienzan a buscar las soluciones, adquiriendo con ello experiencia que, cada vez que se combina con el amor, se instala en su conciencia en forma de sabiduría.

-         La fase de amor sabio. Esta “fase”, en realidad es un proceso evolutivo infinito desde el amor ignorante, donde se va acumulando, paso a paso, la sabiduría que aporta la experiencia unida al amor. Este proceso se produce cuando se ponen en práctica las enseñanzas de vida de los Grandes Maestros de la humanidad, y muy especialmente, el Gran Maestro Jesús, pero también a través de la gran maestra que es la vida, ya que el Guía Espiritual se encarga de ir presentando las pruebas que cada ser necesita para su aprendizaje evolutivo y para poder demostrar que se han aprendido las lecciones. Así, se evoluciona a través del aprendizaje de las enseñanzas que nos ofrecen los Maestros que nos presenta la vida, o de las enseñanzas que nos ofrece la experiencia, también de la vida. El primer método es más sencillo, cómodo, eficiente, pero solo lo podremos poner en práctica cuando nos abrimos al amor y mantenemos la atención y la intención de seguir el camino que nos lleve a nuestra mejor versión, ese camino ascendente que nos muestra la inalcanzable luz de Dios cada vez más cerca, y que nos va impregnando de felicidad progresiva, un estímulo permanente hacia la perfección.

 

Las tres primeras fases son de lucha, de sufrimiento, de intranquilidad. Las fases del amor son de evolución progresiva en los valores de paz, felicidad, tranquilidad, consecuencias de poner en práctica el amor y la sabiduría en cada experiencia de nuestro infinito camino hacia Dios.

 

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