La realidad virtual aplicada al progreso personal

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Comunicación recibida el 19/04/2020 (extracto textual de la sesión completa)

 

Pedir pruebas en la vida no implica desear sufrir. Lo que se busca con ello es manifestar el deseo de progresar. Cuando en la oración que nos entregó el Maestro Jesús nos dice “no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal”[1] no nos está diciendo que huyamos de las pruebas, sino que el mal que aparezca en la vida no nos absorba.

 

Todas las pruebas tienen la finalidad de expiar nuestras faltas y de demostrar nuestra capacidad para avanzar en el camino de Dios. No tener pruebas es equivalente a estar ociosos. Y ¿para qué estamos en este mundo, sino para obtener las oportunidades de avanzar? Por eso, todas las pruebas que se nos planteen en la vida, debemos acogerlas con entusiasmo, porque debemos saber que son oportunidades que nos da el Padre Eterno para poder elevarnos. Sin ellas, no hay elevación posible.

 

Pero las pruebas pueden ser de muchos tipos. Esencialmente son pruebas que nos impone la vida, problemas que surgen, variadas circunstancias sobre las que tenemos que actuar, problemas que generamos nosotros mismos, porque nuestras imperfecciones nos hacen caer en el error muchas veces, y las consecuencias nos permiten recibir la enseñanza inmediata de esos fallos que cometemos.

 

También se encuentran las pruebas que nos surgen a nivel interno, esas luchas internas entre lo que muchas personas dicen “el ángel y el demonio que tenemos dentro”, que realmente son tentaciones y que podemos obtener la victoria sin tener que provocar ningún hecho fuera de la mente y de las emociones. De hecho, estas batallas internas son las que provocan los resultados posteriores en los hechos de la vida. Si meditamos lo que estamos haciendo, realmente es entrar en batalla con nuestras limitaciones, y tenemos las oportunidades maravillosas de poder elevarnos desde la paz de la meditación sin tener que sufrir los dolores de las pruebas físicas y de las experiencias desagradables.

 

Si entendemos la importancia de este proceso, podremos aprender mucho con la práctica de la meditación. Será el equivalente a lo que ahora llamáis vosotros “realidad virtual”, donde muchas de las emociones se pueden reproducir por aproximación, aunque sabéis perfectamente que no es exactamente lo mismo. Igualmente ocurre con el proceso de meditación de nuestros defectos, porque no tenemos que sufrir todo en la misma medida que cuando tenemos que experimentarlo a través del dolor de los errores.

 

Por tanto, entended la importancia que tiene la introspección. Aprovechad cada pensamiento y cada sentimiento que os surjan y que en vuestra conciencia entendáis que son erróneos. De la meditación sobre ellos podréis conseguir superarlos sin necesidad del dolor de la experiencia del error. Esto se hace mediante la confluencia de la conciencia del bien y del mal, y de la consciencia, con atención y humildad en todos los procesos internos que se manifiestan en nuestra vida.

 

Aprovechad también todos vuestros estudios, todas vuestras experiencias, que os permitan inspirar vuestro análisis interno y, con toda humildad, poder interiorizar en vosotros mismos e intentar comprobar todos los posibles errores que formen parte de vuestra vida, para que podáis corregirlos antes de que se manifiesten. Son las grandes oportunidades de elevación sin necesidad del sufrimiento, porque se aprende mediante la comprensión o mediante el error, y os estoy aportando la herramienta para poder hacerlo a través de la comprensión.

 

[1] Evangelio según San Lucas 11,3.

 

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