Obsesores sin intención de hacer daño (1). Entender al obsesor

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Comunicación recibida el 09/02/2021 (extracto textual de la sesión completa)

 

-       ¿Se puede ser obsesor y a la vez no ser consciente del daño que se produce? ¿qué consecuencias tiene?

 

Dios nos mide por nuestras intenciones, pero la vida es consecuencia de nuestros actos. El hecho de actuar de forma inconsciente no tiene efectos de culpa, pero la infinita sabiduría de Dios permite que esto ocurra para poder facilitar los aprendizajes, en este caso, tanto del obsesor como del obsesado. Tenéis un ejemplo de ello en la película de Divaldo[1], en la vida de Divaldo, cuando su propio hermano [desencarnado] estaba limitando sus facultades, y en ningún momento tenía la intención de provocarle daño. Podéis compararlo con alguien que se va a caer por un precipicio y se agarra a otra persona para evitar el desastre y, en ese intento, le provoca una lesión, una herida. No lo hace con intención, pero es la única opción que ve en ese momento, y actúa de forma desesperada. Exactamente ocurre así con los espíritus, tanto encarnados como desencarnados, que no encuentran ninguna otra solución, y de una forma desesperada se agarran a lo primero que pueden.

 

La misericordia de Dios nunca contempla los actos que se hacen sin intención, pero su sabiduría permite que las personas que les toque dar el posible apoyo se encuentren en el punto de mira. Porque de acuerdo a sus respuestas, podrán evolucionar o estancarse. Son grandes oportunidades que tiene todo ser cuando tiene un espíritu obsesor, lo mismo que con cualquier otra experiencia que le pueda provocar cualquier forma de dolor. Porque el dolor es la información que recibimos para poder comprender que tenemos que realizar cambios en nuestra vida. Esos cambios se pueden hacer con la aceptación, la atención y la inteligencia que facilitan el progreso de un modo eficiente. También se puede hacer a través del sufrimiento, a través de la queja, y en ese caso se puede solventar el problema, pero no se realiza la evolución, y el problema vuelve a surgir, porque todo aquél problema que no se ha solucionado correctamente, vuelve a aparecer.

 

Esta lección de vida es esencial para poder mantener la actitud adecuada si queremos evolucionar, y esto es algo que se aprende a través del dolor de la experiencia, o de la alegría y la felicidad del aprendizaje. Es decisión de cada hermano evolutivo.

 

[1] Ver Cinefórum MyE. Reflexiones sobre la película “Divaldo Franco Medium”, sección H. 00:13:16 Llega Doña Laura, puntos 15 y ss. (ver fragmento de la película).

 

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