La Terapia del Perdón. Cómo eliminar los pensamientos negativos

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Análisis y conclusiones personales extraídas del vídeo público “Cómo eliminar los pensamientos negativos, Joe Dispenzahttps://youtu.be/IfXCpYHcs6M

Autor de este análisis: Vicente Lumbreras

E-mail: vicentelumbrerasm@gmail.com

Fecha: 12/01/2025

 

Título de la publicación donde está previsto incorporar estos contenidos:

LATERAPIA DEL PERDÓN

Perdonarnos, perdonar y pedir perdón

El camino para sentir paz interior, expresar amor universal y experimentar felicidad profunda

 

Nota: este texto está desarrollado de acuerdo con los contenidos sugeridos según se analizaba el vídeo de referencia y NO constituye un resumen del mismo.

 

Accesos directos a las técnicas transformadoras que se exponen en esta publicación:

-        Meditación.

-        Visualización creativa.

-        Gratitud.

-        Silencio y respiración consciente al despertarnos.

-        Visualización positiva.

-        Afirmaciones empoderadoras.

-        Etiquetar los pensamientos negativos.

-        Cambiar el enfoque.

-        Micropausas conscientes.

-        Reiniciar la mente con pensamientos positivos antes de dormir.

 

La mente, elemento intangible, es capaz de transformar la arquitectura del cerebro creando nuevos circuitos neuronales. A través de la transformación de la mente podemos modificarnos de un modo radical, ya que el nivel de la mente influye decisivamente en el nivel físico por el efecto de causación descendente.

Podríamos resumir la evolución como la transformación desde la negatividad a la positividad, de la enfermedad a la salud, del sufrimiento a la felicidad, de la ignorancia a la sabiduría, del miedo al amor. Cuando transformamos la energía que estamos emitiendo hacia nosotros mismos y hacia nuestro entorno, estamos cambiando totalmente la realidad y, por tanto, la experiencia.

Los pasos para dirigir conscientemente nuestra vida interior y las respuestas externas que provocan son:

-        Hacernos conscientes y reconocer los pensamientos no deseados.

-        Comprender los efectos de los pensamientos negativos.

-        Reprogramar la mente. 

El primer paso que se puede dar en esta transformación es hacernos conscientes y reconocer un pensamiento no deseado que se nos haya manifestado. El hecho de hacernos conscientes es el primer paso para poder liberarnos.

Podríamos afirmar que nuestra mente tiene vida propia, ya que genera en nosotros mismos y sin nuestra voluntad ni nuestro control, una serie de procesos claramente no deseados, como sensaciones de impotencia, de incapacidad, de negatividad, lo cual nos permite deducir que nosotros no somos nuestros pensamientos, no somos nuestra mente y, de hecho, la mayoría de las personas que nos hemos informado en relación con este tema podemos afirmar que no podemos controlar nuestros pensamientos y hay una pequeña minoría que cree que puede hacerlo. Por una cuestión de respeto a las ideas y opiniones de todas las personas, yo no puedo afirmar que estén mintiéndose a sí mismas, pero sin embargo estoy convencido de que lo hacen.

Los procesos mentales están totalmente condicionados por nuestras experiencias previas, que generan una serie de prejuicios y patrones automáticos de respuesta que permiten mantener a las personas en procesos de vida no conscientes, es decir, se vive la vida, pero no se aprovecha de un modo voluntario, no participa nuestra voluntad de forma exitosa, porque los procesos no conscientes son los que finalmente dirigen nuestra vida, por mucho que lleguemos a creer que tomamos decisiones. No hay más que detener nuestra actividad caótica y analizar nuestra realidad con detalle. Podemos incluso escribir qué cosas hacemos que realmente queremos hacer y cuáles realmente preferiríamos hacer de otra manera.

Pero sí somos capaces de reconocer esos patrones de conducta que realmente no deseamos y pretendemos luchar contra ellos en forma de enfado, de oposición, de rechazo, estaremos dedicando nuestra energía decir “no” a todos ellos, nos resistimos y, paradójicamente, les estamos dando poder, porque nuestra mente subconsciente transforma todo pensamiento negativo en afirmativo. El camino eficiente es definir lo que “sí” quiero hacer el modo en que “sí” quiero comportarme, y comenzar a hacerlo a través de ejercicios de imaginación que pueden durar unos segundos solamente, pero que nos permiten adquirir los hábitos eficientes y adecuados que sustituirán a estos otros no deseados (ver Método comprobado para cambiar y evolucionar conscientemente). Hay que comprender el proceso de neuroplasticidad de nuestro cerebro. Cuanto más se repite un determinado patrón, más marcado queda, por lo que se facilita la tendencia a responder de ese modo. Al igual que ocurre con cualquier forma de entrenamiento, que se repite y repite, una y otra vez, para adquirir la máxima eficacia en la técnica, igualmente ocurre con cualquier otra capacidad, ya sea preparar una determinada comida, pintar retratos, estudiar con eficacia, mantener una determinada actitud ante la adversidad, superar un vicio o comportamiento no deseados, y cualquier otra actividad de la voluntad que podamos imaginar.

Y si no somos nuestros pensamientos ¿que somos? La respuesta a esta pregunta es tremendamente importante y transformadora. Desde la realidad en la que yo vivo actualmente, considero que yo soy un espíritu que está pasando por una experiencia física y mental con la finalidad de evolucionar en las cualidades del espíritu, cualidades que permanecen en la eternidad y que me permiten valorar lo verdaderamente importante, lo trascendente.

Podríamos pensar que la mente es nuestra enemiga, ya que nos genera pensamientos no deseados, pero también podemos considerarla nuestra gran aliada, ya que nos muestra nuestras debilidades y fortalezas, y si mantenemos la consciencia, podremos debilitar unas y potenciar las otras. A esta transformación la voy a denominar “reprogramar la mente”.

Donde ponemos la atención, desarrollamos nuestra vida. Enfocar o entender lo que ocurre de un modo u otro puede suponer un cambio drástico en el modo de vivir las experiencias. Si estamos instalados en la ignorancia, los procesos y experiencias van a ser totalmente diferentes que si los transitamos desde la sabiduría.

El primer paso es comprender el proceso desde un punto de vista práctico, y hacernos conscientes de que los pensamientos influyen decisivamente en nuestros sentimientos.

Otro punto que valorar es que nuestro cerebro físico se transforma de acuerdo con nuestros pensamientos. Cada pensamiento que se repite, ya sea cierto o falso, de esperanza o de desesperación, de optimismo o de pesimismo, va creando un canal cada vez más marcado, que facilita que se vuelva a repetir. Esto nos permite comprender cómo funcionan los hábitos, cómo se implantan a través de la repetición, y cómo se deshabilitan por medio de la implantación de otros hábitos diferentes. Es cierto que determinados hábitos no necesitan mucha repetición para implantarse, ya que la cantidad no es el único factor, también influye la intensidad de los sentimientos asociados a estos pensamientos, y cuando se experimentan sentimientos muy intensos, pueden quedar grabados fuertemente en nuestra mente, desarrollando respuestas automáticas cada vez que se repiten factores asociados a ellos.

Por ejemplo, una persona que ha sufrido la experiencia del ataque de un perro, incluso aunque no le haya llegado a agredir, puede crear una fobia que saltará automáticamente en forma de miedo y rechazo cada vez que se encuentre con un perro. Igualmente ocurre en el sentido positivo, como en el caso de tener buenas experiencias con perros, la actitud inicial ante cualquier perro será cariñosa.

En el sentido fisiológico podemos afirmar que la repetición de experiencias van reforzando las conexiones neuronales. A partir de esta información podemos comprender la importancia de hacernos conscientes de qué pensamientos aceptamos en nuestra vida y cuáles rechazamos, y no es una cuestión de luchar contra ellos, sino de observarlos con consciencia y amabilidad, pero abriendo la puerta de nuestra vida a unos y cerrándola decididamente a otros. Este concepto esta bellamente explicado en la metáfora de los dos lobos que viven en nuestro interior, uno de ellos es oscuro y terrible, y el otro es luminoso y amable. Ambos están en una lucha feroz, pero vencerá aquel al que alimentemos.

Esta repetición y consolidación de una determinada idea se denomina “potenciación a largo plazo”. Si la idea está vinculada al miedo, al rechazo, nuestras respuestas siempre serán de enfrentamiento o de huida, pero si la idea consolidada vinculada al amor y a la aceptación, nuestras respuestas serán de acogimiento y de potenciación.

Los estados de malestar y bienestar generan neurotransmisores (como adrenalina y cortisol en los estados negativos, y dopamina en los estados positivos), que generan procesos a nivel físico muy diferentes unos de otros, desde las enfermedades a la salud, tanto de la mente como del cuerpo. La liberación de adrenalina y cortisol tiene la finalidad de preparar el cuerpo y la mente para situaciones de peligro, dando prioridad a las funciones esenciales que facilitan el enfrentamiento o la huida, y desatendiendo otras funciones que no están relacionadas con la supervivencia inmediata, por lo que un estado prolongado de liberación de estas sustancias provoca graves disfunciones, tanto a nivel físico-emocional como mental-sentimental. El primer proceso a comprender es que se empieza a considerar “normal” esta situación, por lo que dejamos de intentar cambiarla. Las disfunciones relacionadas con estos procesos, como ansiedad, insomnio o fatiga crónica se convierten en una realidad habitual que se intenta aplacar por medio de medicación, que lo único que hace es ocultar los síntomas, pero no hay medicación que pueda resolver el problema, ya que la solución está en transformarnos, en cambiar los pensamientos negativos que aceptamos por otros positivos, dejar de enfocarnos en los problemas y dirigir la atención a las soluciones, erradicar nuestra valoración de los defectos y comprender las posibilidades que dan todas las experiencias, todas las personas, comprender que en toda la oscuridad siempre hay algo de luz y que en toda la luz siempre hay algo de oscuridad.

Los pensamientos negativos que nos aporta nuestra mente no pretenden dañarnos, son respuestas automáticas de nuestros aprendizajes previos que buscan protegernos ante experiencias similares a otras que pudimos vivir anteriormente. Es posible que en el pasado, determinadas reacciones y comportamientos nos pudieron ayudar a resolver alguna problema desde los modelos del miedo, es decir, desde el enfrentamiento o desde la huida, y si la experiencia fue intensa en los niveles emocional o sentimental, esos modelos de respuesta quedan grabados en nuestro subconsciente como el mejor modo conocido de resolver ese tipo de experiencias. Para poder superar estos procesos de respuesta automática es necesario crear unos canales neuronales diferentes y más potentes, lo cual se logra a través del análisis de nuevas posibles respuestas, continuado con práctica suficiente que nos permita agrandar ese canal neuronal, y el mejor modo de hacerlo es a través del entrenamiento mental, repitiendo estas experiencias en nuestros pensamientos y solucionándolas de este nuevo modo. Así se van consolidando estos hábitos en la mente sin necesidad de exponernos a la situación real. Es exactamente lo mismo que hacen los pilotos de aviones con los simuladores de vuelo, que repiten hasta la saciedad situaciones complejas que podrían ser muy peligrosas, y que gracias a los simuladores es posible entrenarlas sin riesgo, para poder actuar correctamente en una situación real. Por todo ello a este método lo denomino “sala de entrenamiento de la mente” o “simulador mental”.

Como conclusión, podemos entender que nuestras reacciones son hábitos que hemos creado en base a nuestras experiencias y creencias adquiridas, pero que podemos modificar mediante la toma de consciencia, la decisión de cambiarlos, la búsqueda da respuestas más adecuadas y el entrenamiento mental hasta convertirlas en nuevos hábitos que sustituirán a los anteriores.

El aprendizaje que recibimos en nuestro pasado es una combinación de información cierta con otra falsa. Comprender esta realidad nos puede ayudar a cuestionarnos todos nuestros modelos de creencias, ya que la evolución se basa, esencialmente, en ir sustituyendo información errónea por otra que consideramos más acertada. Pero en el futuro, esta información que hoy consideramos correcta, podrá ser sustituida por otra más correcta todavía. Este es el proceso de la evolución, al que solo se puede acceder a través de la saturación de sufrimiento o a través de la comprensión, que nos impulsan a cambiar, la primera “por las malas”, la segunda desde la paz.

Hasta cumplir los siete años de edad, nuestra mente tiene una capacidad receptiva increíblemente superior a la que se obtiene en edad adulta, por lo que la formación y las experiencias en este periodo definen de un modo muy importante los patrones generales de comportamiento de las personas reactivas, pero cuando se mantiene la consciencia activada, todos estos comportamientos reactivos pueden ser analizados, evaluados y modificados, por lo que podemos afirmar con rotundidad que todo nuestro pasado influye, pero no tiene por qué determinar nuestro presente, el cual podemos modelar para optimizar nuestro futuro.

Otro factor que influye de un modo muy importante son las experiencias repetitivas del presente. La información que se recibe de forma repetitiva, que se graba en nuestro subconsciente; el entorno social en el que nos movemos, que crea modelos de comportamiento para adaptarnos a él.

Nuestros modelos biológicos de respuesta ante el peligro hacen que cualquier experiencia negativa o de sufrimiento quede grabada de un modo mucho más intenso que las positivas y agradables. Sin embargo, el entorno social en el que nos movemos habitualmente no precisa enfrentarnos a riesgos para la vida y, sin embargo, las respuestas biológicas que tenemos ante cualquier contrariedad son muy parecidas a las que se manifiestan ante riesgos vitales. Esto crea unos estados, tanto en el nivel físico-emocional como en el mental-sentimental, que genera unas respuestas que provocan unos niveles de desgaste muy elevados, como consecuencia de una sobrecarga orgánica de hormonas vinculadas al estrés.

Para liberarnos de los pensamientos negativos, el primer paso es hacernos conscientes de ellos, lo cual exige salir del ritmo de estímulos-respuestas automáticos y estar atentos a todos nuestros procesos internos para elegir los que realmente queremos aceptar y expresar, y para poder ponerlo en práctica es necesario que nos hagamos conscientes de que no somos nuestros pensamientos, que son una herramienta que nos aporta la vida para que nuestra alma, nuestro verdadero yo inmortal, pueda seguir aprendiendo y evolucionando.

Cuando somos capaces de percibir cuando surge un pensamiento no deseado, es el mejor momento para poder rechazarlo, puesto que, si lo dejamos crecer, comienzan a desarrollarse los sentimientos, que tienden a fijar de un modo más intenso estos pensamientos y nos costará un mayor esfuerzo liberarnos de ellos.

Cada vez que nos surja un pensamiento no deseado podemos hacernos las siguientes preguntas:

-        ¿Seguro que este pensamiento es cierto?

-        ¿Para qué me sirve?

-        ¿Qué efectos produce en mí?

-        ¿Puedo enfocar la comprensión de este pensamiento desde un punto de vista más positivo?

“En el espacio que hay entre el pensamiento y la reacción es donde empieza la transformación”

Entre el pensamiento y la reacción o respuesta existe un pequeño espacio, y si los llenamos de consciencia y actitud lo más positiva posible, podremos hacer desaparecer las respuestas automáticas y transformar nuestra vida.

Cuando se comprenden los efectos de los pensamientos negativos es posible comenzar con el proceso de reprogramación mental, que consiste en sustituir los patrones de respuesta no deseados por otros con los que hemos decidido sustituirlos.

Vamos a analizar una serie de técnicas respaldadas por la ciencia que sirven para lograr este propósito:


Meditación

Es una de las técnicas más poderosas para hacernos conscientes de los procesos automáticos de nuestra mente. Durante este estado, qué podríamos denominar de autohipnosis, podemos enviar conscientemente mensajes a nuestro subconsciente, para lograr que sean precisamente estos los que surjan de forma automática en nuestra mente, con lo que irán sustituyendo progresivamente a las anteriores respuestas automáticas no deseadas.Es una de las técnicas más poderosas para hacernos conscientes de los procesos automáticos de nuestra mente. Durante este estado, qué podríamos denominar de autohipnosis, podemos enviar conscientemente mensajes a nuestro subconsciente, para lograr que sean precisamente estos los que surjan de forma automática en nuestra mente, con lo que irán sustituyendo progresivamente a las anteriores respuestas automáticas no deseadas.

La meditación desarrolla la calma, el enfoque positivo y la resiliencia emocional, mientras que reduce las respuestas automáticas y negativas de estrés y ansiedad.

Ejercicio. 10-15 minutos diarios de observar los pensamientos, dejándolos ir, sin resistencia ni juicio, solo con consciencia.

 

Visualización creativa

La mente no distingue completamente entre lo real y lo imaginado, de modo que cuando imaginamos una determinada experiencia, nuestra mente la procesa igual que si la hubiéramos vivido de verdad.

Esta técnica permite reprogramar la mente, ya que activa los mismos procesos cerebrales que cuando se experimenta la situación real.

Cuando se repiten visualizaciones de nuestra mejor versión, cuando se observan nuestras respuestas calmadas, conscientes, positivas y amorosas, estamos consolidando nuevos circuitos de respuesta ante las experiencias de la vida que son correspondientes con lo que realmente deseamos sentir y expresar.

Ejercicio. Cierra los ojos, respira profundamente y visualízate viviendo la experiencia que deseas cambiar del modo en que realmente desearías. Incluye el máximo de detalles que te sea posible y siente la experiencia de forma intensa.

 

Gratitud

Permite transformar nuestra experiencia en pocos segundos.

El sentimiento de gratitud disminuye la liberación de neurotransmisores vinculados al miedo y al estrés, y libera otros que nos incentivan a repetir estas experiencias positivas y agradables.

Ejercicio. Escribe cada día tres cosas por las que sientes agradecimiento. Pueden ser cosas sencillas, pero todo suma. Mientras las escribes, experimenta la gratitud que sientes por ellas. Se puede realizar el ejercicio de otras formas, pero entendamos que la influencia será creciente desde el pensamiento breve, la expresión hablada, la escritura a máquina y, finalmente, la escritura a mano, pausada y con buena letra, a la vez que se verbaliza. Cada uno de estos métodos incorpora formas de expresión de menos a más, incrementando la consolidación de la información en nuestra mente. 

Eliminar los pensamientos negativos no es algo instantáneo, es un proceso paulatino que va surgiendo según se va practicando conscientemente, haciendo que poco a poco se vayan convirtiendo en hábitos saludables que nos vayan mejorando, que nos permitan evolucionar.

 

Silencio y respiración consciente al despertarnos

Durante 5 minutos, siéntate y observa tu respiración. Puedes hacer pausas tanto al inspirar como al espirar, si lo deseas, pero tiene que ser una respiración cómoda.

Esta actividad diaria baja los niveles de estrés, nos relaja y prepara para aportar lo mejor de nosotros en este nuevo día.

 

Visualización positiva

Durante 10 minutos, cierra los ojos y visualiza tu día ideal, sintiendo y expresando confianza, positividad y claridad. Observa los sentimientos asociados a esta visualización, lo que programa nuestra mente para darles continuidad a lo largo del día.

 

Afirmaciones empoderadoras

Durante 3 minutos, repítete frases afirmativas en las que declares las cualidades y valores que ya forman parte de ti, como “controlo y dirijo mis pensamientos”, “me concentro en todo lo positivo que existe y que existirá”, “supero cualquier problema de la vida con amor y sabiduría”.

Estas afirmaciones reprograman nuestro subconsciente, permitiéndonos seguir patrones de pensamientos, sentimientos y comportamientos alineados con nuestros propósitos.

 

Etiquetar los pensamientos negativos

Los pensamientos negativos seguirán surgiendo, especialmente cuando pasamos por situaciones negativas, estresantes o difíciles, pero lo que de verdad importa es cómo respondemos ante esos pensamientos.

Cuando surja un pensamiento negativo, en lugar de reaccionar con lucha o resistencia ante él, identifícalo y etiquétalo “pensamiento mejorable”, analizando de qué modo es posible lograr esta mejora, que no es otra cosa que transformarlo, sustituirlo por otro mejor. De este modo, el pensamiento mejorable deja de influirnos y nos ayuda a evolucionar, ya que gracias a él tenemos la oportunidad de decidir esta transformación personal.

 

Cambiar el enfoque

Permite salir del modo víctima y pasar a controlar y dirigir la experiencia interna y, en la medida de lo posible, también externa.

En lugar de enfadarnos o lamentarnos un determinado pensamiento, sentimiento o comportamiento, pregúntate qué puedes aprender de él y de la experiencia obtenida. Es buscar una actitud más positiva y constructiva, tanto para esta experiencia como para las siguientes que puedan acontecer.

 

Micropausas conscientes

Cada 2.ó 3 horas toma una pausa de un minuto para cerrar los ojos, respirar profundamente y recordarte el propósito del día.

Permiten romper con los procesos automáticos e inconscientes y traen la consciencia al momento presente.

 

Reiniciar la mente con pensamientos positivos antes de dormir

Durante el sueño, la mente procesa la información más reciente. Por eso, los pensamientos previos al descanso nocturno tienen un gran impacto en el subconsciente, ayudándonos a fortalecer los patrones positivos de pensamiento y conducta.

 

Conclusiones

Cada respiración consciente, cada pensamiento positivo, alimentan nuestra mente y la transforman, creando nuevos circuitos cerebrales que facilitan la repetición de los nuevos procesos automáticos. Nos estamos transformando en quienes realmente queremos ser.

Las elecciones que tomamos son las bifurcaciones en el camino de la vida donde tenemos la oportunidad de lograr las transformaciones evolutivas para las que hemos venido al mundo.

Nuestros pensamientos no somos nosotros, son visitantes que podemos acoger en nuestro hogar interno o rechazarlos. De nuestras decisiones dependerán las experiencias que tendremos.

Toda transformación comienza con un primer paso. Cuando nos concentramos en el paso que tenemos que dar aquí y ahora estamos aprendiendo a hacernos dueños de nuestro presente y de nuestro destino.


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