Diferencia entre oración y meditación

Comunicación recibida el 08/10/2020 (extracto textual de la sesión completa)

 

Contenidos:

-         El sentido en que se conocen habitualmente estas dos palabras.

-         El proceso que os proponemos.

-         La integración de los procesos físicos, mentales y espirituales.

-         Los procesos espirituales y el contacto directo con los Hermanos Espirituales del orden inmediatamente superior.

-         Las instrucciones que se reciben durante la evolución.

-         El programa evolutivo del espíritu encarnado.

-         Expresar las enseñanzas que recibimos en todos los planos superiores.

-         Los planos que desaparecen cuando el ser desencarna.

-         El canal de conexión de todos los niveles durante la oración.

 

En el sentido en que se conocen habitualmente estas dos palabras, la oración se suele entender como las peticiones que se envían a un ser que está fuera de nosotros y que es mucho más elevado que nosotros; y la meditación se entiende como un proceso contemplativo, en el que se activan determinadas funciones físicas y psíquicas que permiten mejorar las cualidades relacionadas con la vida en su conjunto.

 

El proceso que os proponemos, y que ya os lo hemos propuesto en anteriores ocasiones[1], lo denominamos también oración, pero tiene grandes diferencias con el concepto que se utiliza en la mayoría de las religiones. Nuestra enseñanza, lo que hace es integrar estas dos actividades, de tal modo que entendemos, porque es una sabiduría que hemos constatado, y no es una creencia por nuestra parte, que los procesos físicos, mentales y espirituales están siempre integrados, y cualquiera de ellos afecta a los demás. Cada uno de estos procesos es sucesivamente más elevado.

 

Los procesos físicos pueden llegar a bloquear los procesos mentales y espirituales, pero no les pueden afectar de un modo negativo. Son unos procesos basados en el instinto, en la supervivencia, están grabados en el inconsciente.

 

Los procesos mentales son aquellos en los que se procesa la información de acuerdo a los conocimientos previos adquiridos, tanto de sabiduría como de prejuicios y, de acuerdo con ellos, se llega a conclusiones que se traducen en actos. Esto implica que todos los procesos mentales acaban en procesos físicos. Estos procesos físicos pueden ser internos, a través de glándulas, de órganos, y pueden ser también externos, a través de los actos que realizamos al interactuar en la vida.

 

Y los procesos espirituales son aquellos que están vinculados al amor y a la sabiduría. Esos procesos espirituales tienen contacto directo con los Hermanos Espirituales del orden inmediatamente superior, entre los que se encuentra siempre el espíritu protector, ángel de la guarda o guía espiritual, como deseéis denominarlo. Y de acuerdo con el proceso que sigue el ser encarnado, esta evolución recibe más o menos instrucciones, en función de tener más o menos receptividad a los mensajes de amor de Dios.

 

Así, cuando una persona es capaz de comprender y de poner en práctica las realidades del proceso del amor, van incrementándose las posibilidades de aprendizaje, porque a través de la experiencia de la vida, se tiene la posibilidad de ir incrementando las enseñanzas, para aumentar la evolución. Y en el plano espiritual, el Guía es el que coordina estos procesos, para que se lleven a cabo de acuerdo al programa evolutivo del espíritu encarnado. Y estos procesos se transmiten al plano mental por medio de pensamientos, que generan sentimientos, y al plano físico por los actos, que se manifiestan en la vida cotidiana, en cada uno de los momentos y oportunidades que tenemos para poder expresar todas las enseñanzas que recibimos en todos los planos superiores. De este modo, la coordinación cuerpo, mente y espíritu, está en constante proceso de acoplamiento, para poder sincronizar toda la evolución en cada uno de los planos, lo cual redunda siempre en el proceso de evolución general de la persona.

 

Pero los planos físico y mental, cuando el ser desencarna, esos planos desaparecen. Y, aunque tienen mucha importancia ambos planos dentro de la vida cotidiana, la continuidad que se produce en el infinito es solamente en el plano del cuerpo espiritual, del alma, quedando tanto el cuerpo físico como el cuerpo mental, separados del alma. Pero gracias a ellos, el alma es capaz de evolucionar y trascender.

 

Así, cuando hagáis oración, entended que tanto el cuerpo, como la mente, como el alma, deben sincronizarse para crear un canal que permita establecer la conexión de todos los niveles, físico, mental y espiritual, para poder tener el avance, el progreso, en todos los ámbitos.

 

[1] Ver Enseñanzas sobre la oración (PDF)

 

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